Blanqueador óptico
Sustancia que se añade a algunos materiales para que parezcan más blancos de lo que realmente son. Se aplican especialmente a papeles y ropa.

Los blanqueadores ópticos funcionan de modo similar a las tintas fluorescentes: Sus moléculas absorben las emisiones ultravioletas (entre los 340 y los 370 nanómetros de longitud de onda) y las reemiten en la zona del espectro que se percibe como "azulada" (entre los 420 y los 470 nanómetros de longitud de onda).
Al tratarse de materiales que de partida son comparativamente grisáceos o amarillentos, este azuleamiento tiene el efecto de que el observador perciba más blanca la superficie afectada. Su principal desventaja es que con el tiempo (meses o, como mucho, años) su efecto desaparece y el papel pierde esa blancura según algunos falsamente ganada y fácilmente perdida. Esa es una de las razones por las que muchos tiendan a evitarlos en papeles de alta calidad para impresos de larga vida.
Su presencia afecta a las mediciones colorimétricas en la creación de perfiles de color, por lo que se deben tener en cuenta y, en principio, no usar en papeles para pruebas de color. Los espectrofotómetros y programas profesionales disponen de filtros y opciones al efecto.
Cualquier material que tenga un blanqueador óptico reacciona a la llamada luz negra —en el límite superior del ultravioleta— mostrando un brillo azulado.