Tinta magnética
Tinta que contiene partículas metálicas magnetizables, se suele usar con tipos MICR para su lectura mediante dispositivos magnéticos.
Este es un pequeño glosario de artes gráficas y materias relacionadas con ellas (óptica, periodismo, tipografía, etc…). Además de un listado alfabético y de un formulario de búsqueda, se incluye un índice temático por áreas grupos de interés (PDF, Óptica, Tipografía, Preimpresión, etc…). En la medida de lo posible, se indica el equivalente en inglés, francés, italiano, alemán, catalán y portugués del término descrito.
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Gustavo Sánchez Muñoz (Gusgsm), 2025
Tinta que contiene partículas metálicas magnetizables, se suele usar con tipos MICR para su lectura mediante dispositivos magnéticos.
En colorimetría, la temperatura de color es una forma simplificada de medir la tonalidad dominante de una fuente de luz que se percibe como blanca. La temperatura de color es un número que se expresa en Kelvin —una escala para medir la temperatura de uso corriente en los ámbitos científicos—.
Del mismo modo que un metal calentado se pone de color rojo, números de temperatura de color relativamente bajos indican luces rojizas, mientras que números más altos expresan iluminaciones con un tono blanco azulado. Así, una bombilla incandescente tradicional puede tener una temperatura de color de unos 3.000, mientras que las luces azuladas apropiadas para algunos acuarios pueden fácilmente tener unos 10.000 K.
Los números de la temperatura de color indican la temperatura en Kelvin que debe alcanzar lo que se conoce como un cuerpo negro para emitir una radiación luminosa que coincida con esa cifra. Eso quiere decir, por ejemplo, que ese cuerpo calentado a una temperatura de 6.500 K emitirá una luz de una tonalidad blanco azulada similar a la iluminación del sol a mediodía en el hemisferio norte. Por eso, decimos que ese tono de blanco azulado tiene una temperatura de color de 6.500 K.
Por extensión, en fotografía analógica, la temperatura de color indica la tonalidad —más cálida o más fría— de la luz blanca ideal que se debe usar para tomar una fotografía con una película.
Así, una película pensada para fotografías de interior tiene una temperatura de color de 3.200 K, porque esa es la temperatura media de una iluminación en interior con bombillas tradicionales. Si se usa así, las escenas aparecerán correctamente iluminadas, pero si se usan en exteriores, las escenas parecerán muy azuladas. Por el contrario, si se fotografía una escena de interior con una película de exteriores, las fotografías aparecerán amarillentas.
En fotografía digital, se usa el llamado ajuste o equilibrio de blancos para determinar cuál es la temperatura de color de la escena y ajustar la sensibilidad de los sensores adecuadamente. Si no se hace, es fácil que ocurra lo mismo que describíamos más arriba.
A pesar de su apariencia, describir fuentes de luz con una temperatura de color es un procedimiento no demasiado preciso, ya que varias fuentes con una misma temperatura de color pueden tener una distribución espectral muy distinta y por tanto tener efectos distintos sobre lo que iluminan. Eso es especialmente cierto en el caso de tubos fluorescentes o LED, que tienen una composición espectral distinta a las lámparas incandescentes.
Por eso, actualmente en la descripción de fuentes de iluminación también se usa el llamado índice de reproducción cromática (CRI) y no sólo la temperatura de color.
Técnica de grabado artistico en hueco (intaglio) basada en grabar directamente sobre la plancha haciendo a mano libre pequeñas incisiones y líneas con un instrumento de punta fina muy afilada.
Relacionado con el antiguo alfabeto Ogham, un antiguo sistema de escritura epigráfica celta similar a las runas usado en la antigua Britania.
El espacio existente entre las líneas de un texto. En artes gráficas se mide de línea base a línea base con medidas tipográficas como los puntos de pica o los puntos didot. En proceso de textos y mecanografía se solía medir con "espacios" (los que el carro de la maquina permitía dar: 1 espacio, 1/2 espacio, 2 espacios…).
La interlínea adecuada es una de las claves de una composición tipográfica con buena legibilidad. No debe ser demasiado grande, se perdería la coherencia, ni demasiado estrecho, las líneas se confundirían y el ojo saltaría entre ellas.
También se llama "interlineaje" e "interlineado".