Este es un pequeño glosario de artes gráficas y materias relacionadas con ellas (óptica, periodismo, tipografía, etc…). Además de un listado alfabético y de un formulario de búsqueda, se incluye un índice temático por áreas grupos de interés (PDF, Óptica, Tipografía, Preimpresión, etc…). En la medida de lo posible, se indica el equivalente en inglés, francés, italiano, alemán, catalán y portugués del término descrito.
Aviso: Este glosario está en una actualización interna importante. Durante algún tiempo algunos enlaces podrían no funcionar adecuadamente. Gracias por la paciencia.
En actividades en las que existe la figura del observador (el que mira algo), el nivel del ojo o la altura de los ojos es aquel punto o plano que se haya en el mismo plano que los ojos de este observador. Es decir: Que para verlo, el observador no tiene que baja o subir los ojos. Le basta con "mirar recto" y no necesita forzar la mirada.
También se denomina "altura de los ojos". No es exactamente lo mismo que la "línea de mira", que puede efectuarse en cualquier ángulo con respecto a la ubicación del cuerpo y la cabeza.
En imprenta, aplicar reventados (trapping) es una forma de ajustar cómo imprimen los colores de las diferentes planchas para corregir los defectos visuales que producirán los inevitables pequeños fallos en el registro de las planchas al imprimir.
Lo usual es que ampliar un poco los bordes de los colores más claros para que sobreimpriman un poco sobre los colores más oscuros. Hay dos clases de reventado:
Los dos tipos de reventados (trapping) en imprenta.
Cuando un elemento claro está sobre un fondo oscuro, se amplia el color del objeto claro, que rebosa hacia el fondo oscuro. Ese es un reventado negativo (spread trapping). a veces se denomina "reventado de objeto".
Cuando un elemento oscuro está sobre un fondo claro, se amplia el color del fondo claro, que entra en el objeto oscuro. Ese es un reventado positivo (choke trapping). A veces se denomina "reventado de fondo".
Aunque la medida del reventado necesario depende de cada tipo de impresión, sustrato y tintas, en todos los casos, siempre se intenta mantener al mínimo imprescindible para evitar causar un problema mayor haciendo aparecer innecesariamente bordes oscuros en los objetos.
En programas de diseño, cualquier definición de los valores de un color con nombre propio. Cada muestra define numéricamente unos valores de color relacionándolos con un modelo de color genérico, usualmente RGB, CMYK, Lab, HSB o similares.
La paleta de muestras de Adobe Illustrator.
En origen, el propósito de definir y usar muestras es simplificar y unificar las definiciones e intercambio de colores, dentro de un mismo documento, entre documentos, entre programas y entre usuarios y sectores industriales. Trabajar en diseño gráfico sin usar muestras es generalmente muy mala idea.
Un muestrario de colores de finales del siglo XVII.
La idea se basa en los catálogos de pinturas y tintas, existentes en distintos sectores mucho antes de la aparición de los ordenadores, incluso en la catalogación de colores y cómo conseguirlos que algunos autores hicieron antes del desarrollo de la impresión en colores.
Unas muestras de colores Pantone.
Por eso las muestras utilizadas pertenecen muchas veces a catálogos internacionales de color como los de Pantone, RAL, Toyo o similares. Eso no impide que cualquier usuario puede crear su propia paleta de muestras, lo que es muy corriente.
Sin embargo, sólo aquellas muestras definidas basándose en un espacio de color independiente de los dispositivos (como CIELAB con iluminante D50, que es el modelo de Lab que usan por ejemplo los programas de Adobe) o las que se basan en el uso de algún perfil de colorestandarizado conocido (como sRGB) permiten comunicar de forma inequivoca los datos de color.
Colores directos Pantones definidos con valores Lab
Corregir eso en lo posible fue, por ejemplo, una de las razones por las hace unos años Pantone cambió las definiciones de muchos de sus colores directos por valores Lab (una acción correcta que causó grandes quebraderos de cabeza a muchas personas).
Por eso, y en ausencia de cualquier modo coherente de administración del color, la forma tradicional de finales del siglo XX de definir los valores numéricos de las muestras indicando simplemente que eran CMYK o RGB (¡o escogiéndolos de una Pantonera de colores directos para imprimir en cuatricromía en papel prensa!) no tenía mayor virtud que la de facilitar el trabajo de los usuarios a costa de una imprecisión total en la comunicación del color.
Al trabajar así, las cifras y siglas no significan otra cosa que cantidades específicas de colorantes desconocidos cuyo carácter numérico aparenta una precisión descriptiva de la que carecen.
Las muestras de muchos programas de diseño no sólo incluyen colores lisos, sino degradados o motivos.