Artista
Persona que produce arte, especialmente de forma regular o con cierta constancia.
Sarcásticamente se llama también "artista" a quien cree serlo y se jacta de ello sin que el consenso de sus coetáneos le acompañe.
Persona que produce arte, especialmente de forma regular o con cierta constancia.
Sarcásticamente se llama también "artista" a quien cree serlo y se jacta de ello sin que el consenso de sus coetáneos le acompañe.
En tipografía, aquella parte de las letras en caja baja (minúsculas) que va por encima de la llamada 'altura de la equis' (a veces llamada 'altura de la eme'). Es decir, cualquier parte de una minúscula que supera las letras 'x' o 'm'.
En el alfabeto latino estándar, sólo tienen 'ascendente' estas letras: b, d, f, h, k, l, t. Las mayúsculas, cifras y otros símbolos quedan excluidos; Las ligaduras, no.
Desigualdad entre las partes de un todo. Una composición asimétrica es aquella en la que una parte pesa más que las otras. La mayoría de las veces se puede establecer que esa desigualdad se establece con respecto a un eje perpendicular a las partes. Si la asimetría tiene un sólo eje, es bidimensional, si tiene tres o más es tridimensional, tretradimensional o multidimensional, etc.
En arte y diseño, las composiciones asimétricas suelen ser más llamativas y ofrecer mejores resultados que las simétricas. Algunas razones son:
Asimetría no implica desequilibrio, sólo desigualdad. Su contrario es la simetria.
En tipografía, los rasgos verticales de los caracteres que suelen definir en buena parte su forma principal.
Signo tipográfico similar a una estrella de mar. Este son distintos ejemplos de asteriscos:
Se usa como referencia para una nota al pie de página sin usar numeración. Si hay varías, el asterisco indica la primera que se usa (después van la daga y la doble daga (en orden de notas en una misma página)).
En lingüística también se usa para indicar palabras que nunca han existido sino que son reconstrucciones hipotéticas; por ejemplo: *bher-eti.
En imprenta (cuando se usaban los fotolitos, antes de la grabación directa a plancha o CTP), la plancha de plástico o acetato transparente e indeformable sobre la que se montaban los fotolitos de las páginas siguiendo una imposición concreta hasta formar lo que debía ir en una plancha de imprenta.
La plancha fotosensible virgen se exponía a la acción de la luz en una insoladora con ese astralón interpuesto para su grabación.
Antes de grabar la plancha, del astralón se solía hacer una última prueba de montaje e imposición llamada usualmente ferro o diazo. Ese ferro se doblaba y cortaba para ver que todas las páginas estaban impuestas correctamente. Además, en algunos sistemas, aún se podían hacer las últimas correcciones.
Entre los correctores, para comprobar que un texto importante se ha transcrito y corregido bien, cuando un corrector se pone al lado de otro, que le lee en voz alta la copia. El que "atiende" a esa lectura (el "atendedor") lee para si mismo el original en papel. De esta forma, si se ve un error de transcripción, cualquier errata se hace evidente.
Un catálogo de colores en el que se han impreso de forma ordenada y gradual una serie de parches de color llamados muestras, indicando la composición de tintas o colorantes de cada una.
En diseño gráfico, sirve para que los diseñadores y artistas elijan los colores que desean usar y sepan cuál es la combinación de tintas o colorantes con la que se logra los colores que desean. Los atlas de color suelen responder a alguna sistematización del color, como la de Munsell, por ejemplo.
En otras profesiones, son muestras directas del resultado de aplicar pinturas o colores concretos y muchas personas, especialmente pintores o decoradores, siguen usándolos.
Antes de la aparición de la gestión del color moderna, los atlas de color eran un intento razonable de responder a la necesidades profesionales de tener libros de referencia donde poder consultar y buscar colores y combinaciones de color, y comunicar sus deseos a otras personas.
En imprenta, sínónimo de "ganancia de punto".
Material plano, usualmente impreso, en uno de cuyos lados se ha aplicado una fina capa de pegamento para que se pueda pegar a alguna superficie.
La capa de pegamento está protegida por alguna película de barniz o laminado que la protege a la espera de su aplicación. La película se despega fácilmente justo antes de pegar el impreso a la superficie final. El pegado se realiza por simple contacto y presión (que no suele ser mucha).
Los autoadhesivos, de los que existen dos clases, se usan especialmente para etiquetas o materiales publicitarios:
Para superficies: El pegamento va en el lado opuesto al impreso. La pegatina se adhiere encima de la superficie.
Para ventanas o cristales: El pegamento va en el mismo lado que el diseño. La pegatina se adhiere por detrás de un cristal o ventana, que lo protege y deja ver el diseño.
En ambos casos, existen las siguientes partes: Un papel o base con el diseño impreso mediante alguna tinta, una capa de pegamento, una capa de soporte (en inglés liner) y un laminado o barniz protector.
La idea es que las capas del laminado y el diseño (el papel con las tintas) forman la pegatina mientras que el soporte es una simple capa temporal que protege a la pegatina hasta que se va a pegar, entonces se retira y deja al descubierto la capa con el pegamento, que se pone en contacto con la superficie sobre la que va.
La pegatina puede ir troquelada a medio corte o a troquel completo para separarla del soporte.
Los materiales como los sellos tradicionales o las calcomanías, que necesitan humedad para pegarse, no se consideran autoadhesivos.